La propuesta es super sencilla
~ Leer juntes en casa la obra que vamos a dejar a continuación. Para los que aún no saben leer la idea es que se las lean para después hacer la actividad en conjunto.
~ Elegir un lugar de casa, los objetos que tengan y ropa a modo de vestuario ¡Ponerselos obvio!
~ Con un celular pueden armar una secuencia de imágenes de las parte que quieran representar de la obra o grabar alguna situación actuando alguna escena
La propuesta es para pasar un momento distinto, anímense a jugar con las voces de los personajes, con el vestuario que pueden encontrar en casa y con los objetos que pueden resignificar ¡Les va a salir genial!
Autora: Silvia Grau
¡Que pase el que sigue!
El doctor Clemente atiende a mucha gente y se pone impaciente cuando sus
pacientes se sienten perfectamente.
ACTO ÚNICO
PERSONAJES:
DOCTOR CLEMENTE
DAMA
HOMBRE
ABUELO
MADRE
HIJA MANUELA
(Interior del consultorio del doctor Clemente que, asomado a una puerta,
llama a los pacientes.)
Doctor: ¡Que pase el que sigue!
(Entra una dama.)
Doctor: (Sentado a su escritorio con lapicera en mano pregunta para anotar en la
historia clínica.) ¿Usted se llama…?
Dama: Ana, doctor, pero estoy sana.
Doctor: ¿Sana? ¿Y entonces para qué vino?
Dama: Para ensayar.
Doctor: ¿Ensayar?
Dama: Sí, para cuando me vaya a enfermar. Hay que prepararse.
Doctor: Pero, eso es adelantarse.
Dama: Y, sí. Me adelanto para después no sentir espanto.
Doctor: Señora, usted se está adelantando y yo hoy estoy muy atrasado.
Dama: Está bien. Vuelvo cuando no esté apurado.
(Sale la dama y el doctor Clemente vuelve a llamar a un paciente.)
Doctor: ¡Que pase el que sigue!
(Entra un hombre con cara de angustiado.)
Hombre: (Habla antes de sentarse.) Doctor, estoy preocupado.
Doctor: Bueno, mi amigo. Me lo cuenta cuando esté sentado.
(Cuando el hombre se sienta.)
Doctor: Me dejó la puerta abierta.
(El hombre se para y va a cerrar.)
Doctor: ¿Qué me iba a contar?
Hombre: (Habla antes de sentarse.) Que estoy muy preocupado.
Doctor: Mejor me lo cuenta cuando esté sentado.
(Cuando el hombre está en la silla.)
Doctor: Ahora vaya a la camilla.
Hombre: (Mientras camina a la camilla.) Como le contaba doctor,
estoy muy preocupado.
Doctor: Sí, pero me lo cuenta cuando esté acostado.
(El hombre se acuesta en la camilla.)
Doctor: Sáquese las zapatillas.
Hombre: (Con asombro, mientras se saca las zapatillas.) ¿Me va a revisar?
Doctor: Sí, se va a tener que sentar.
Hombre: (Cuando se sienta.) ¿Y, doctor, puedo contar?
Doctor: Me dijo que está preocupado, pero ahora póngase de costado.
Hombre: Sí, doctor, muy angustiado…
Doctor: A ver, póngase del otro lado.
Hombre: (Dándose vuelta.) Pero, doctor, ¿me va a escuchar?
Doctor: Sí, amigo, pero se tiene que parar.
Hombre: (Poniéndose las zapatillas.) ¿Ya terminó de revisar?
Doctor: Sí, ahora me puede contar. Pero antes le aclaro que usted está sano.
Hombre: Eso ya lo sé, el enfermo es mi hermano.
Doctor: ¿Era eso lo que quería contar?
Hombre: Sí, doctor. Me preocupa que él no quiera entrar.
Doctor: ¿Qué es lo que lo asusta?
Hombre: Los remedios no le gustan.
Doctor: Bueno, dígale que se calme. Ya vendrá alguna otra tarde.
(Sale el hombre. El doctor se asoma y a los llamados retoma.)
Doctor: ¡Que pase el que sigue!
(Entra un señor mayor y se sienta frente al doctor.)
Doctor: ¿Cómo anda abuelo?
Abuelo: Ay, m’hijito, siempre por el suelo.
Doctor: Bueno, abuelo, ésa no es sorpresa.
Abuelo: Pero mire cómo tengo la cabeza.
Doctor: (Revisándolo.) Veo unos cuantos chichones.
Abuelo: Sí, y cuarenta moretones.
Doctor: Abuelo, no tiene nada grave, pero no siga usando chancletas para andar
en bicicleta.
Abuelo: ¿Le parece doctor?
Doctor: Claro, abuelo, es lo mejor. Y ahora, vaya. (Sale el abuelo del lugar y
el doctor vuelve a llamar.)
Doctor: ¡Que pase el que sigue! (Entra una señora muy prolija
acompañada de la hija.)
Señora: Buenas tardes, doctor, aquí le traigo a mi hija.
Doctor: ¿Cómo te llamas querida?
Manuela: Manuela.
Doctor: ¿Y qué te pasa Manuela?
Manuela: Que cuando voy a la escuela, siempre me duele la muela.
Señora: (Preocupada.) ¿Tiene algo grave, doctor?
Doctor: (A la señora.) No es nada, señora. Una pavada. (A Manuela.) Te receto dejar la escuela
y se acabó el dolor de muela.
Señora: (Sorprendida.) ¡Pero doctor...!
Manuela: (A la madre.) ¡Pero, mamá! Tiene razón el doctor, a mí me parece lo mejor.
Vamos, vamos. (Sale Manuela llevándose a su madre de la mano.
Se asoma el doctor Clemente y ya no queda ningún paciente.)
Doctor: (Solo, en su consultorio, de mal humor.) Desde la nena hasta el anciano todos
están de lo más sanos. Voy a tener que cerrar, ¡nadie se quiere enfermar!